Fragmento de "Una hora de meditación" de nuestro querido amigo D. Hushmand Fatheazam. En este libro se recogen las charlas radiofónicas que él mismo llevaba a cabo en la radio Payam-e Doost. Pronto la Fundación Nehal publicará el segundo volúmen de este libro.
EN EL NOMBRE DEL SEÑOR DE LA EXPRESIÓN, EL PODEROSO.
¡OH VOSOTROS QUE TENÉIS MENTE PARA CONOCER Y OÍDOS PARA ESCUCHAR!
El primer llamamiento del Amado es éste: ¡Oh ruiseñor místico!
No mores sino en el jardín del espíritu. ¡Oh mensajero
del Salomón del amor! No busques refugio excepto
en la Saba del bienamado, y ¡oh Fénix inmortal!
No habites más que en el monte de la fidelidad.
Ése es tu lugar, si con las alas de tu alma
te remontas al dominio de lo infinito
y tratas de alcanzar tu meta.
Este es el primer párrafo de Las Palabras Ocultas en persa de Bahá'ú'lláh. Este pasaje cautivador y conmovedor atrae el corazón de todo oyente y cada uno disfruta de leerlo a su propio modo y valorarlo según su propio estado mental y capacidad. La Palabra de Dios puede apreciarse y comprenderse, pero no puede describirse y contarse adecuadamente. La descripción de lo abstracto es difícil ya en el reino visible. Por ejemplo, cada persona describe la belleza y el encanto de manera distinta, cada uno disfruta de una combinación y tonalidad concreta de colores conforme a sus propios gustos. Todos sentimos una emoción especial en nuestro corazón ante la belleza. Esta impresión general que llamamos belleza, aunque es tangible para el corazón y el alma, no puede describirse con palabras. Pasa igual con la Palabra de Dios. Cuando la leemos y cuando nos la leen, sentimos y experimentamos un sentimiento especial indescriptible, diferente para cada persona. Si bien puede ser que no comprendamos completamente el significado o la implicación de la cita, sin embargo podemos sentir su belleza y grandeza.
